En 1997, las calles del distrito de Mala eran muy desoladas, no había mucha luz, no había nada con lo que pudieras ver lo que estaba pasando. Una noche aproximadamente a las 4 de la mañana, cuando una señora estaba caminando al frente de una hacienda ella vio un rallo que atravesaba todo el cielo directamente a este “portón” que se encontraba justo al frente de ella.
Se dice que esta señora comenzó a gritar, e hizo que todas las personas salieran de sus casas para ver lo que ocurría. Cuando una gran multitud estaba asomada al frente del portón se dice que una imagen de Cristo comenzó a dibujarse en uno de las paredes. Pasaron varios minutos hasta que la silueta de Cristo se podía ver con claridad, pero luego de un momento la imagen de la Virgen apareció en el otro lado de esta pared, nadie lo podía creer ya que era casi imposible lo que estaba ocurriendo.
La dueña de la hacienda se llama Ana María Yet de Zuloaga, y la que trabajaba en ese entonces se llamaba Silveria. La chica que trabajaba ahí, llamo inmediatamente a la dueña de la hacienda para comunicarle lo que había ocurrido, pero esta no le creyó y le dijo que iba a ir apenas pudiera.
Llego la mañana siguiente, y estas dos siluetas de Cristo y de la Virgen seguían ahí. Cuando la dueña de la hacienda llego, vio que había una gran multitud frente a su hacienda, así que decidió averiguar lo que estaba pasando. Paralelamente la señora Ana María no era creyente de ninguna religión.
En este entonces se estaba haciendo una remodelación a la hacienda, donde había muchos trabajadores ya que es bastante grande. Es por eso que la señora Ana María quiso entrar a ver lo que ocurría; se dio con la multitud de gente y sus trabajadores que no hacían nada. Ella agarro y empujo la puerta con mucha fuerza, aunque todas las personas le gritaban que no lo hiciera, pero de un momento al otro, el portón se fue cerrando poco a poco sin ninguna explicación causando un gran rasguño a la señora Ana María en el tobillo. Este rasguño fue bastante profundo ya que la tuvieron que llevar a la clínica y le tuvieron que poner 17 puntos. Desde ese día nadie puede tocar este portón ni hacer nada al respecto, todos los que viven en el distrito de Mala son creyentes y saben la historia desde sus inicios.